Sobre la libertad, el trabajo y la verdad
por MaríaVázquez
«Arbeit macht frei» – (El trabajo os hará libres)
Letrero que corona la entrada al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau (Polonia)
En todas las civilizaciones a lo largo de la Historia se ha ejercido una costumbre que consiste en borrar de la memoria común el nombre y la obra de determinadas personas, por lo general gobernantes. Fueron los antiguos romanos los que pusieron un nombre contundente a esta acción: damnatio memoriae. Es decir: la condena del recuerdo. Esta pena consistía en eliminar los vestigios materiales que pudieran aludir a los culpables: estatuas honoríficas, escritos, inscripciones en edificios, tumbas o incluso entradas en anales o crónicas.
Esta es la historia de un hombre cuyo recuerdo fue borrado incluso por él mismo.
Olaf Martinus Damsleth era un ingeniero noruego que se trasladó a Alemania para trabajar en los astilleros de Bremen. Allí conoció a una hermosa alemana llamada Katharina Elise Foss con la que se casó y tuvo un hijo, Harald, nacido en 1906. Olaf regresó a Noruega dejando en Alemania a Katharina y a su hijo. Pero cuando el niño tenía 11 años, su madre falleció, obligándole a trasladarse a Noruega. Harald Damsleth (1906-1971) se fue a vivir con su padrino, el banquero Erling Sandberg, a Østfold. Sandberg tenía esperanzas de que Harald siguiera la carrera de banca para continuar, de algún modo, en la tradición familiar. Pero el chico tenía otras ambiciones, más artísticas, que se materializaron en la petición de permiso para estudiar arquitectura en Trondheim. Su padrino accedió y Harald se trasladó a Rouen, en Francia, para preparar su proyecto para ingresar en la Escuela de Arquitectura. Pero en 1929 cambió su objetivo: decidió trasladarse a Berlín a estudiar dibujo bajo la dirección del profesor Harold Bengen. Allí residió hasta 1931 y fue allí donde conoció a la que se convertiría en su mujer, Lisselotte Frida Friedemann, hija de un director de cine.
De vuelta en Oslo, Damsleth comenzó a trabajar realizando ilustraciones para editoriales y campañas publicitarias. Sus estudios de dibujo y su formación como arquitecto hacía que utilizase puntos de vista inusuales en los que su dominio de la perspectiva creaba efectos sorprendentes. Su técnica favorita era el gouache, con la que realizaba la mayor parte de sus trabajos. A veces añadía detalles a tinta y en algunas ocasiones hacía montajes con diferentes dibujos recortados a modo de collage. El conjunto era impactante y moderno, y pronto se hizo muy popular entre los anunciantes noruegos.
Además de su destreza con el lápiz y su delicado uso de la técnica del gouache, Damsleth inundaba todas sus escenas con una luz cálida que daba a sus dibujos un aspecto extraordinariamente luminoso y atractivo:
En los carteles e ilustraciones en los que aparecía alguna figura femenina, Damsleth tomaba como modelo a su mujer Lisselotte:
Además de introducir puntos de vista inusuales, Damsleth tenía muy en cuenta la tipografía en sus trabajos. El cuidado en el diseño de las letras ayudaba a crear un conjunto muy equilibrado:
Damsleth se hizo muy popular también por realizar tarjetas y felicitaciones navideñas con duendes de coloradas mejillas y sonrisas pícaras:
Buscando inspiración para sus ilustraciones, cada vez más demandadas por publicaciones y editores, viajó a Estados Unidos en 1933, donde residió unos meses. Estando allí recibió la oferta de trabajo de Foster & Kleiser, la mayor empresa de publicidad exterior del país, para que realizara diseños para sus vallas publicitarias. Pero Damsleth rechazó la oferta y regresó a Noruega. Seis años después, en 1939, regresó a Estados Unidos, esta vez como diseñador del pabellón de Noruega para la Exposición Universal de Nueva York. El destino volvió a ofrecerle la oportunidad de trabajar en Estados Unidos cuando, mientras estaba en la Exposición, se le acercó un productor cinematográfico para ofrecerle un trabajo fijo como ilustrador en su compañía. El productor se llamaba Walt Disney y acababa de hacer saltar la taquilla estadounidense con la primera película animada en lengua inglesa: Blancanieve y los siete enanitos. Pero Damsleth volvió a rechazar la oferta y prefirió regresar a Noruega.
El trabajo de Damsleth se centraba en la agencia de publicidad Heroldens, dirigida por su amigo de la infancia Per Sandberg. Su objetivo era convertirse en el diseñador e ilustrador más importante de Noruega y quizá esa fue la razón de que rechazara por dos veces la posibilidad de trasladarse a Estados Unidos. O quizá también influyó el hecho de que en 1933 se adhiriera al movimiento Nacional Socialista que surgió en Noruega a imitación del alemán impulsado por Adolf Hitler. Damsleth, mitad alemán él mismo, compartía los ideales de la supremacía aria y convirtió a la Agencia Heroldens en un punto de encuentro de los simpatizantes noruegos con el nazismo.
Cuando en junio de 1940 Noruega se rindió a Alemania después de haber sido invadida, los alemanes comenzaron a extender su implacable acción propagandística. Todas las agencias de publicidad noruegas se negaron a diseñar la propaganda nazi para distribuir en su país. Todas, menos Heroldens. Harald Damsleth se convirtió en la imagen y la firma del invasor alemán en suelo noruego. Realizó carteles y todo tipo de publicidad impresa. Hasta diseñó los sellos de correos, basados en las sagas nórdicas:

Harald Damsleth – Sello de correos con escena de la Saga de los Reyes Noruegos de Snorre Sturlason: «El sueño de la reina Ragnhild» (1941)
También realizó publicidad para el cine. Todo valía para extender el ideario nazi en Noruega.
Damsleth se volcó en la realización de la propaganda nazi en su país. Su firma comenzó a identificarse con el invasor. Las campañas no dudaba en ensalzar los valores de la raza aria frente al resto de razas inferiores. De hecho, Noruega fue el único país en el que el gobierno nazi permitió que los soldados alemanes tuvieran relaciones y descendencia con las mujeres «indígenas», porque la ascendencia vikinga de los noruegos producía un resultado atractivo. Incluso fue también el territorio fuera de Alemania donde se instalaron más maternidades Lebensborn (entre 9 y 15, no está seguro el número de ellas) dedicadas al cuidado y crianza de criaturas producto de la política eugenésica alemana. Niños que tras la derrota de Alemania sufrieron un destino triste de exclusión social y abusos, tanto en Noruega como en otros países.
El lenguaje estético de Damsleth cambió ciertamente en sus trabajos al servicio de los alemanes. Dejó de lado las perspectivas arriesgadas y se centró en un tipo de ilustración mucho más conservadora, que continuamente tomaba referencias del folclore vikingo y sus temas decorativos. pero, aún así, sus trabajos eran excepcionales.
En 1945, tras la rendición de Alemania, todos aquellos que habían colaborado con el régimen nazi fueron detenidos, condenados a trabajos forzados e internados en los mismos campos de concentración que habían servido de prisión -y también de tumba en muchos casos – a más de 150.000 personas durante la invasión alemana, la mayoría opositores políticos a Hitler y prisioneros de guerra extranjeros, porque la escasa población judía de Noruega que no había podido escapar acabó siendo deportada a Auschwitz. Harald Damsleth fue condenado a cinco años de trabajos forzados, que acabaron siendo reducidos a dos. Pero la vuelta a la normalidad y al trabajo no fue fácil. Si durante el dominio nazi se prohibió que los noruegos lucieran las enseñas y los símbolos nacionales so pena de deportación, al final de la guerra todo aquello que recordara al invasor y a sus colaboradores fue borrado. Muchos de los trabajos de Damsleth fueron destruidos y él señalado como colaboracionista, así que no le resultó fácil volver a trabajar. La firma que estampaba orgulloso en sus carteles hasta hacía poco tiempo estaba ya indefectiblemente asociada al nazismo. Durante dos décadas trabajó utilizando diferentes seudónimos pero le fue difícil escapar a su pasado. Muchos de los principales clientes comerciales habían sido represaliados por los nazis y no estaban dispuestos a poner sus campañas en manos de un simpatizante de Adolf Hitler. Damsleth acabó subsistiendo realizando dibujos para anuncios comerciales en diarios, tarjetas de felicitación o ilustrando cuentos infantiles:

Harald Damsleth – Ilustración «Iglesia rodeada de cristales de hielo» para una tarjeta de felicitación del año Nuevo (1951)
Harald Damsleth murió en el año 1971 con 64 años, borrado de la memoria de los noruegos a quienes no pudo volver a conquistar con sus imágenes a pesar de haber eliminado su propio nombre de los pocos trabajos que pudo hacer tras la guerra. Hoy en día apenas pueden contemplarse algunas obras suyas en el Norsk Forsvarsmuseum (Museo de la Defensa de Noruega) en Oslo. Su nombre tampoco aparece en enciclopedias de arte a pesar de ser considerado el diseñador más importante y más influyente de la primera mitad del siglo XX en Noruega. Un hombre de innegable talento que dijo no a Walt Disney y sí a Adolf Hitler y pagó las consecuencias de su elección.
Quizá, como los millones de inocentes que atravesaron las puertas de los campos de exterminio nazis, Damsleth quiso creer la mentira que estaba fundida en hierro sobre la entrada de Auschwitz y se convenció de que su trabajo le devolvería la libertad. Cuando sólo hay una cosa que hace libres a los hombres.
La verdad.
Así es la vida…tanto trabajo, talento, creatividad, para todo borrárse de un plumazo. Una mala elección puede acabar con tu vida de un plumazo…yo me pregunto…sería que no tuvo otra elección o estaba tan ciego que no veía, o quizá su corazón no era tan grande como su talento? Cuantos talentos habrá perdidos…detrás de la historia del mundo. Eres una crack intentando buscarlos y también por narrarlo con la misma pasión que en clase. Un beso grande Maria…la escuela sigue en pie? 😉
Hola Omaira! si, la Escuela sigue en pie… Por ahora! Gracias por disfrutar de la historia de Damsleth, a quien descubrí por casualidad pero que me pareció algo digno de contar.
Y será porque a mi me guste contar historias 🙂
Cuídate y a ver si podemos vernos pronto. Un beso!
Hola María, Como siempre un buen trabajo. Desconocía aDamsleth, supongo que como a muchos, si tenemos en cuenta o precisamente por ello, resulta dificil saber de su obra. Los diseños que muestras salvo el de la Feria Artesanía de Oslo, no logro ver ese «punto de vista inusual» que dices. La figura de la bañista en amarillo es más justita, si comparamos con los magníficos cartels turísticos inglese y franceses. Claro que son pocas imágenes para poder juzgar. En cambio resulta francamente desagradable el rostro del cartel «noruegos de Noruega» De clara inspiración nazi. Y muy lógica la postura de sus antiguos clientes de no querer encargarle su publicidad ¿no crees? Gracias. Te sigo.
Pronto recibirás noticias mías. Estoy preparando un blog. Hasta proto. Rafel Rodríguez.
Hola Rafael! He tenido que recortar el número de imágenes para poner en la entrada sin sobrecargarla. Las ilustraciones anteriores al año 40 tienen esas características pero también he querido mostrar otras más personales.
En cuanto a las del periodo nazi, he intentado no poner demasiadas y aquellas que he elegido han sido las que me han recordado un poco el trabajo (mucho más exagerado) de cartelistas del Jugendstil pasados a la loa nazi como Hans Rudi Erdt o Ludwig Hohlwein.
Me he guardado también algunas bonitas ilustraciones infantiles posteriores a la guerra pero quería más que nada presentar al personaje.
Gracias por seguir el blog con tanta atención. Te lo agradezco de corazón 🙂 Ahora me toca a mi estar atenta a ver cuando sale tu blog.
Avisa, por favor!
Un abrazo
Otra vez lo has hecho María, que placer leerte, y con que sencillez y calidez…, gracias, un beso
Gracias a ti, Raúl! Este es el ilustrador del que te había hablado ¿recuerdas? Estuve dándole vueltas a ver cómo podía presentar su historia de modo más o menos equilibrado. Me ha costado un mundo, pero estoy satisfecha.
Y lo mejor es compartirlo contigo 🙂
Un beso y GRACIAS
Hola MarÃa te adjunto unas fotos donde se compara el fotograma con el cuadro y un making off del film «Shirley visions of reality»la he podido ver en el Festival de Cine de Autor de Barcelona, este fin de semana. Reproduce en imagen rel 13 pinturas de Edward Hopper. Saludos Rafael Rodriguez
Me olvidé de poner el Making off
El Martes 6 de Mayo de 2014 0:27, Rafael Rodriguez escribió: Hola María te adjunto unas fotos donde se compara el fotograma con el cuadro y un making off del film «Shirley visions of reality»la he podido ver en el Festival de Cine de Autor de Barcelona, este fin de semana. Reproduce en imagen rel 13 pinturas de Edward Hopper. Saludos Rafael Rodriguez
Gracias, Rafael!
Que interesante! 🙂
Un abrazo
Yo de mayor, quiero ser alumno tuyo…
Ay, gracias Alberto 🙂
No sabes cómo animan esas palabras.
Un beso enorme!
Tü no sabes el oasis que es leerte
Y tu no sabes la alegría que da saber que todo el esfuerzo tiene una recompensa tan bonita
Lamentablemente estar en el lugar equivocado siempre es negativo cuando la situación se vuelve normal, pero es que este hombre estaba en las antípodas de la razón, sigo sin explicarme gente que como él y otros muchos que apoyaron a A.H., gente de gran nivel cultural pudieron entrar en esa dinámica del horror y no se dieran cuenta del tipo de personaje y de la política que este hacia. Gracias María por ilustrarnos con estos personajes influyentes en la historia, pero que la misma historia los borro.
Yo no diría que no se dieron cuenta. Me cuesta mucho trabajo creer que alguien puede obviar esas atrocidades. Y estoy convencida de que este hombre siguió convencido de su ideología nazi hasta el fin de sus días, por desgracia.
Pero incluso de esta gente se aprende.
Buenisima entrada del blog.
Que hay gente fatal de la cabeza para apoyar lo que paso de aquella es cierto. Incluso todavia a dia de hoy estoy seguro que alguno hay. Sin embargo, visto ahora, creo resulta mucho màs facil juzgar sobre quién escogio bien o no.
En Francia mismo habia gente que estaba a favor de los alemanes en la II GM. Luego pagarian por su decision, equivocada, pero por lo que me cuentan aqui (Francia) no todos estaban bien enterados de lo que pasaba realmente a ciertos niveles.
De todas maneras, los USA no eran el paradigma de la libertad en aquellos años, ni mucho menos. Antes de la II GM se celebraron los JJOO en Berlin, en 1936, los cuales fueron utilizados como propaganda del nazismo. Alli Jesse Owens ganaria cuatro oros. A su vuelta a los USA, le preguntaron por su experiencia en Alemania. Basicamente y resumiendo, respondio que por mas que demonizaban el régimen de Hitler desde los USA, alli fué tratado como uno mas, mientras que en su pais natal estaba obligado a viajar en la parte de atras del bus y a utilizar lavabos solo para negros.
En fin, lo que esta claro es que a Olaf Martinus le hubiera ido mejor si hubiera seguido con su trabajo de ingeniero. A Von Braun (y su equipo), a pesar de haber tomado la misma erronea decision, lo condenaron en los USA a ser el Director de la NASA y del proyecto Apollo, que llevaria al hombre a la luna. Claro que el siempre nego saber para que fin eran utilizados los misiles de su creacion durante la II GM. Y es que bien hubieran podido ser utilizados para enviar gatitos a los londinenses.
Tampoco quiero justificarlo, en su conciencia quede, pero es para poner un poco en perspectiva la época en la que le toco vivir.
Gracias, Juan!
Me alegro de que te haya gustado la historia de Damsleth. Desde nuestro tiempo juzgamos fácilmente lo que otros hicieron o dejaron de hacer en su momento, nos parece fácil. No me gusta juzgar, y he intentado no hacerlo en la entrada del blog.
Fue una época complicada en toda Europa y en Francia el tema del colaboracionismo sigue aún siendo muy sensible. Quizá demasiado para que podamos juzgar qué fue o no fue.
Un abrazo muy fuerte!
HOLA MARÍA ya tengo listo el blog. Ya puedes entrar cuando te apetezca. Está principalmente de dicado a hablar de cine de los films donde el tren tiene protagonismo. De paso comentaré sobre le diseño de los carteles. Y después, más genéricamente pienso introducir tema de arte. Para todo aquel que le interese está invitado. Esta es la direcció:
eltrenenelcinecoleccion.blogspot.com.es
Espero que te guste. Saludos Rafael.
Hola Rafael:
Me ha gustado mucho tu estreno del blog. ¡Qué preciosos carteles! Enhorabuena! 🙂
Nos seguimos!
Hola , me gusto la historia pero no entiendo como un artista no puede darse cuenta de algunas cosas si supuestamente son ellos los que perciben mejor el mundo , están mas humanizados dicen ; no creo que no se haya dado cuenta . Los artistas son sensibles no dicen . Saludos , cuidese
Eso mismo pienso yo, Sergio. Me resulta muy difícil entender ese tipo de actitudes. La sensibilidad debería de ser la principal característica del artista.
Pero supongo que tiene que haber de todo, aunque todo no nos guste.
Un saludo y gracias por comentar esta historia 🙂
Hola María:
Por fin me he «desenganchado» del curso y, con la cabeza más fresca, he podido disfrutar de tu nueva entrada.
Me encanta tu control de los tiempos narrativos y como encauzas al lector por un camino dulce de ilustraciones delicadas y luminosas para dejarlo caer en el abismo del movimiento nazi.
Pretender que los nazis eran cuatro gatos también forma parte de la mentira que muchos instauraron tras la guerra. Nazis los había en todos los ámbitos de la sociedad y en gran número, sólo así puede explicarse el gran apoyo popular que tuvieron refrendado claramente en las urnas.
No me sorprende que fuera nazi, lo que me extraña es que le dejaran seguir viviendo en la ciudad donde sirvió de megáfono a esos asesinos.
Me encanta que hayas recuperado a este personaje porque la sociedad que se empeña en olvidar, acaba recayendo en sus errores.
Como todos tus trabajos, María, me gustan las ilustraciones escogidas.
Un beso
Yo tampoco entiendo cómo alguien que se supone que poseía la sensibilidad de aquellos que aprecian el arte pudo justificar semejante barbarie. No fue el único: la Alemania nazi estuvo llena de intelectuales que hicieron la ola a Hitler y compañía. Me pareció fascinante la historia de este hombre, absolutamente olvidado hoy en día. Y lo que más trabajo me costó fue separar su obra de la persona y lo que representa. Estoy convencida de que él merece el olvido al que le han sometido sus compatriotas, pero su trabajo, quizá, merece un vistazo.
Gracias siempre, Delia. Te echaré mucho de menos en clase 🙂
Un beso.