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Etiqueta: Le Cri de Paris

Leonetto el Conquistador

Es una verdad universalmente reconocida que aquel que desee dedicarse al arte en general y a la pintura en particular debe empezar su formación a una temprana edad y pasar por academias, talleres y escuelas donde reconocidos artistas y reputados maestros compartan los secretos de su genio. Aunque si preguntásemos a Leonetto Cappiello sobre la verdad de tal afirmación lo más probable es que se encogiera de hombros, esbozara una encantadora sonrisa y se limitara a señalar su última obra sobre el caballete esperando a ser terminada.

Cappiello (1875-1942) no conoció jamás algo parecido a una formación artística académica y llegó a ser uno de los cartelistas e ilustradores más famosos de principios del siglo XX. Nunca tuvo más maestros que él mismo y su entusiasmo por el arte y, sin embargo, sus obras cuelgan en algunos de los museos más importantes del mundo. A Cappiello nadie le enseñó a dibujar y, paradójicamente, sus caricaturas muestran un dominio del trazo digno de los mejores dibujantes.

Leonetto Cappiello nació en Livorno en 1875 en una familia de clase media en la que nadie había apuntado inquietudes artísticas hasta el momento. Leonetto fue la excepción: sus cuadernos del colegio estaban llenos de bocetos y dibujos, para desesperación de sus profesores. Le gustaba copiar grabados antiguos y sentía curiosidad por todo aquello relacionado con el mundo artístico y de niño conocía a todos los pintores de Livorno. Comenzó a pintar sus primeros cuadros con apenas 11 años. Y nunca fue a una escuela de Bellas Artes, a una academia de pintura o fue discípulo de ninguno de sus admirados pintores. Su vida parecía orientada a seguir una carrera comercial, como la de su hermano, que se había trasladado a París para trabajar en la Bolsa. Pero el destino tiene clara una cosa: que lo que tenga que sucedernos, sucederá.

A Cappiello le sucedió que visitó a su hermano en París y descubrió un mundo de luz como no había imaginado antes. Era el año 1898, tenía 23 años y todo el empuje y entusiasmo del mundo. Sólo estaba en la ciudad como turista pero su espíritu de artista sucumbió a la reunión de genios que habitaban aquella ciudad: pintores que inauguraban un nuevo modo de ver la realidad, como Cezanne o Tolouse-Lautrec; a las calles inundadas de cientos de carteles publicitarios que sumergían al paseante en un universo de color; y a los salones y tertulias donde uno podía relacionarse con los músicos, actores y literatos más importantes del momento. Este panorama hizo que Cappiello anhelase vivir en París. Y tras volver a Livorno a causa de la grave enfermedad de su padre, regresó a París a la muerte de éste para instalarse allí definitivamente.

En una ciudad llena de arte y de artistas Cappiello estaba en desventaja con respecto a aquellos que tenían tras de sí un bagaje académico que les reportaba cierto prestigio a la hora de realizar sus trabajos. pero Leonetto estaba dispuesto a vivir del arte y a hacerlo en aquella ciudad que le había seducido. Así que, en lugar de amilanarse, decidió pasar de conquistado a conquistador. Comenzó a probar fortuna realizando caricaturas, porque las publicaciones satíricas abundaban en París y siempre estaban necesitadas de talentos. Sus trabajos tenían una característica peculiar: siendo como eran exageraciones de los rasgos prominentes de las personas, nunca resultaban excesivos. Él mismo confesaría posteriormente que «para captar lo ridículo de la gente en un dibujo o incluso en una narración, no es necesario exagerarlo: sólo hay que mostrarlo». Ese estilo le llevaría a publicar enseguida sus trabajos en revistas como Le Rire  Le Cri de Paris, compartiendo páginas con otros ilustres del dibujo como Marius Rosillon. Su primera caricatura publicada estaba protagonizada por Giacomo Puccini, músico italiano que por aquel entonces residía en París y a quien Cappiello había conocido poco antes.

Leonetto Cappiello -Caricatura de Giacomo Puccini para el número 191 de la revista La Rire (2 julio de 1898) - La imagen muestra un dibujo a lápiz en el que aparece el músico sentado al piano, que toca con gesto a medio camino entre altivo y concentrado en su tarea. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello -Caricatura de Giacomo Puccini para el número 191 de la revista La Rire (2 julio de 1898)

La caricatura se convirtió en su principal medio de vida entre 1898 y 1905. Por su lápiz pasaron personajes de la sociedad, del mundo artístico, de la política y del teatro:

Leonetto Cappiello - Caricatura de Sarah Bernhardt en Hamlet (1900) - La imagen muestra a la actriz de cuerpo entero, vestida como Hamlet. Tiene una postura bastante rígida, el gesto serio y levanta el brazo izquierdo muy tieso. En la palma de su mano izquierda sostiene una calavera. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Caricatura de Sarah Bernhardt en Hamlet (1900)

A pesar de que las caricaturas era su principal medio de subsistencia, en 1899 Leonetto probó suerte en otro campo: el cartel. Quizá por influencia del gran pintor y cartelista Tolouse-Lautrec, a quien conoció ese mismo año; quizá seducido por el colorido de los carteles de Jules Cheret, Alfons Mucha o Eugene Grasset que inundaban las calles de París. Su primer cartel fue para publicitar el periódico satírico Frou-Frou y en él ya apunta parte de los elementos que caracterizarían su obra: una superficie neutra sobre la que se destacaba la figura, en lugar de un fondo degradado y lleno de elementos decorativos; el trazo elegante y las formas simplificadas, en vez de arabescos decorativos y complicados. Y aquello que le convertiría en uno de los creadores del cartel moderno: la relación directa de las figuras que aparecen en sus carteles con el producto publicitado.

Leonetto Cappiello - Cartel para Le Frou Frou (1899) - la imagen muestra un cartel rectangular vertical donde, sobre un fondo amarillo brillante, aparece una bailarina de can-can, vestida con un traje que consiste en un corpiño escotado y una falda llena de enaguas. Con su mano derecha, que sostiene sobre su cabeza, sostiene un ejemplar doblado del periódico. Parece estar bailando y bajo sus pies aparece el texto: "Le Frou-Frou. Journal Humoristique. 20 c.". Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel para Le Frou Frou (1899)

Al contrario que Cheret, que solía utilizar la figura femenina como reclamo aunque no siempre tuviera relación con aquello que se anunciaba, Cappiello conectaba sus figuras con el elemento a través de un gesto, de la mano, del brazo, de la propia posición del cuerpo. De repente, el cartel no sólo era estética, color y decoración de arabescos. Era mensaje directo, era un impacto visual ineludible. Era moderno. Como lo eran los trabajos de los Beggarstaff Brothers o Lucien Bernhard.

Cappiello tuvo éxito enseguida como cartelista, lo que propició que fuera dejando poco a poco las caricaturas para realizar más y más carteles:

Leonetto Cappiello - Cartel publicitario para Chocolat Klaus (1903) - La imagen muestra un cartel rectangular vertical. Sobre un fondo negro se destacan las figuras de un caballo rojo brillante sobre el que va montada una mujer rubia vestida con un traje verde brillante. Bajo las figuras, en letras amarillas, aparece escrito Chocolat Klaus. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel publicitario para Chocolat Klaus (1903)

Leonetto Cappiello - Cartel publicitario para Quina Maurin (1906) - La imagen muestra, sobre fondo negro, la figura de un diablo verde con cuernos y barba puntiaguda y rabo, que sostiene una botella. Debajo, aparece escrito Maurin Quina. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel publicitario para Quina Maurin (1906)

Leonetto Cappiello - Cartel publicitario para Thermogene (1907) - La imagen muestra sobre fondo negro una figura de color verde brillante que sostiene contra su pecho dos almohadillas que producen calor. De su boca salen llamas. Sobre la figura, aparece escrito Le Thermogene. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel publicitario para Thermogene (1907)

En 1900 Leonetto Cappiello firmó un contrato con el impresor Pierre Vercasson para realizar carteles e ilustraciones. Era un contrato estándar: Vercasson se encargaba de buscar clientes, Cappiello realizaba un boceto a cambio de 500 francos (una cantidad apreciable para la época) y si le gustaba al cliente se realizaba el cartel. Paralelamente, comenzó a realizar retratos en los que su agudeza observadora como caricaturista asoma en cada pincelada. Retrató a su familia: a su mujer, Suzanne, con quien se casó en 1901, y a sus hijos:

Leonetto Cappiello - Retrato de su hija Françoise con cuatro meses (1902) - La imagen muestra un dibujo a lápiz del rostro de un bebé rechoncho y de expresión seria, acentuada por la mirada fija de sus grandes ojos negros. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Retrato de su hija Françoise con cuatro meses (1902)

La fama de Cappiello se extendió rápidamente por París, no sólo como ilustrados y caricaturista, sino también como pintor. La ciudad cayó rendida a los pies de aquel italiano conquistador, seductor pero al tiempo discreto, de modales nobles y delicados que sabía conjugar la elegancia con el humor. Incluso le encargaron en 1912 la decoración de varios salones (el de lectura, el de té y el de fumadores) de las Galerías Lafayette.

Leonetto Cappiello - Retrato de Henri de Regnier (1910) - La imagen muestra un retrato en formato rectangular vertical de un hombre de cuerpo entero sobre un fondo de color tierra. Va vestido con un terno elegante y en su brazo izquierdo sostiene un abrigo. En la mano izquierda sostiene un sombrero de copa. El hombre alza la cabeza como en un gesto altivo. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Retrato de Henri de Regnier (1910)

La Primera Guerra Mundial interrumpió momentáneamente su carrera. Regresó a Italia para servir como intérprete de francés en el Servicio de Información italiano. En 1919 regresó a París, esta vez para trabajar con el editor Devambez. Sus carteles volvieron a sacudir de color las calles de la ciudad con figuras brillantes:

Leonetto Cappiello - Cartel publicitario para Campari (1921) - La imagen muestra, sobre fondo negro, la figura de un payaso vestido de rojo envuelto en una monda de naranja que sostiene en su mano izquierda una botella. Bajo la figura, aparece escrito Bitter Campari. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel publicitario para Campari (1921)

Su fama llegó a tal extremo que reclamaban su trabajo en diferentes países. Realizó carteles, además de para empresas francesas, para Italia y España:

Leonetto Cappiello - Cartel publicitario para La Victoria Arduino (1922) - La imagen muestra sobre un fondo verde oscuro un vagón de tren con la portezuela abierta de la que sale un hombre con abrigo amarillo y sombrero blanco, de espaldas al espectador, que se sirve al vuelo una taza de café expreso de una cafetera Victoria Arduino. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel publicitario para La Victoria Arduino (1922)

Leonetto Cappiello - Cartel publicitario para Café con Leche Condensada Iberia (1924) - La imagen muestra, sobre fondo anaranjado, la figura de un hombre embozado con capa y sombrero negros, que bebe una taza de café humeante. A su lado, sobre la mesa, un bote de Café con Leche Condensada Iberia. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel publicitario para Café con Leche Condensada Iberia (1924)

En 1930, Cappiello se nacionalizo francés. Amaba a Francia y a París, donde veía una luz que iluminaba los sentidos pero que nunca los cegaba. El estado francés le otorgó la Legión de Honor por su trayectoria artística y por su aportación a las artes y la cultura francesas: por sus carteles, sus cuadros, sus decoraciones, sus ilustraciones editoriales, sus cartones para tapices de la Manufactura estatal de Beauvais o los bocetos para ballets y obras de teatro. Cuando le fue concedida la condecoración también le entregaron una carta, dirigida a él por una serie de jóvenes artistas que querían, de ese modo, agradecer al maestro su enorme talento y su visión de modernidad y el hecho de que abriera el camino a nuevas formas de expresión visual.

Leonetto Cappiello - Cartel publicitario para Caldo Concentrado Kub (1931) - La imagen muestra, sobre un fondo anaranjado, la cabeza de un buey. Es de color negro y sobre uno de sus ojos aparece un cubo de caldo en el que está escrito KUB. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello – Cartel publicitario para Caldo Concentrado Kub (1931)

Esos jóvenes artistas eran los que llevarían el lenguaje de las vanguardias pictóricas al cartel publicitario: Cassandre, Charles Loupot, Jean Carlu y Paul Colin fueron los firmantes de esa carta de agradecimiento a un artista que no necesitó de estudios para ser un maestro de la ilustración y de la pintura. A un hombre elegante y educado al que no le hizo falta pertenecer a la aristocracia para ser un ejemplo de comportamiento noble y refinado.

A Leonetto Cappiello.

Leonetto Cappiello en su estudio del Boulevard Malesherbes, 194 de Paris (1902) - La imagen es una fotografía en blanco y negro donde aparece Cappiello de cuerpo entero, vestido de forma elegante, delante de un caballete sobre el que hay un papel con lo que parece un boceto de un cartel. Cappiello mira a la cámara con una media sonrisa, lleva un bigote con las puntas engominadas y tiene la mano izquierda en el bolsillo del pantalón, en una pose un tanto indolente. Pulse para ampliar.

Leonetto Cappiello en su estudio del Boulevard Malesherbes, 194 de Paris (1902)

Y ahora ¡bebamos!

Nunc est bibendum, nunc pede libero

pulsanda tellus: nunc saliaribus

ornare pulvinar deorum

tempus erat dapibus, sodales.

Quinto Horacio Flacco – Oda XXXVII

¿Es consciente un artista de que ha realizado un diseño que puede seguir funcionando más de un siglo después de haberlo creado? ¿Puede prever el arraigo en el imaginario popular que tendrá ese diseño a lo largo y ancho de este mundo? ¿O simplemente se felicita de haber encontrado una buena idea y pasa al siguiente trabajo?

Marius Rossillon (1867-1946) fue un hombre al que se le podrían haber hecho todas esas preguntas. Dibujante de viñetas y caricaturas, cineasta, cartelista y pintor, de sus manos salió uno de los iconos publicitarios del siglo XX al que, casi 120 años después de su aparición, seguimos saludando con reconocimiento.

Rossillon era un muchacho espabilado, que disfrutaba asombrando a sus camaradas con su capacidad de dibujar y escribir con destreza con ambas manos. Rossillon ganó numerosos premios en matemáticas, contabilidad, lengua y latín en el Liceo Lalande de Bourg-en-Bresse, donde residían sus abuelos, con quienes fue a vivir tras fallecer su madre. Fue allí donde comenzó a realizar sus primeras acuarelas. Su habilidad y gusto para el dibujo le permitieron iniciar en 1885 sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Lyon, la ciudad donde había nacido y en la que aún vivía su padre. Allí en Lyon permaneció cuatro años, hasta que terminó su formación y decidió instalarse en París junto a su hermano Ulysse, escritor y redactor en diferentes publicaciones humorísticas.

En 1891 Marius Rossillon comenzó a colaborar con numerosas revistas y editoriales como caricaturista y dibujante. Como el uso de pseudónimo era un hábito común en el mundo periodístico (su propio hermano firmaba sus obras como Jean Rosnil) Marius decidió adoptar el sobrenombre de O´Galop, que es el que aparecería en todos sus trabajos. A través de su hermano, colaboró con publicaciones como La RireLa Vie DrôleLe Cri de ParisLe Charivari La Bicyclette realizando viñetas humorísticas e historietas animadas.

Marius Rossillon (O´Galop) - Metempsicosis (c. 1893) - La imagen muestra una página con una historieta contada en cuatro viñetas en la que aparece un hombre vestido con el uniforme colonial francés del Norte de África paseando por un desierto con un perrito detrás. El hombre va ensimismado en sus pensamientos y no se da cuenta de que detrás de ellos viene también una enorme serpiente. El reptil se zampa al perrito sin que el hombre se de cuenta. Cuando el hombre se da la vueltas ve la serpiente se queda sorprendido de la transformación que cree que ha sufrido su perrito. En la última viñeta, a la serpiente le han salido las patas del perrito y acerca su cabeza a la mano del hombre para que se la acaricie, como si fuera, efectivamente, un perro. pulse para ampliar.

Marius Rossillon (O´Galop) – Metempsicosis (c. 1893)

En los años siguientes, O´Galop trabajó sin cesar en proyectos como la revista Le Chat Noir o haciendo ilustraciones para novelas como Paris Gomorrhe, de Victor Jozé (cuya obra también ilustraría Tolouse-Lautrec). Comenzó, también, a trabajar para Le National Illustré, para quien creó en 1904 el personaje de Fifí Céleri, que se haría famoso en toda Francia.

Marius Rossillon (O´Galop) - Ilustración para Le National Illustré (1893) - La imagen muestra el interior de un restaurante. Se ven dos mesas ocupadas por sendos hombres. Uno de ellos está cabizbajo, con aspecto preocupado, apoyando la cabeza en su mano. a su lado, un camarero está a punto de servirle su comida. En la otra mesa, el comensal se ha levantado de repente con gesto airado y el camarero que boa a servirle ha trastabillado con el susto y está a punto de caer hacia atrás. Pulse para ampliar.

Marius Rossillon (O´Galop) – Ilustración para Le National Illustré (1893

Marius Rossillon (O´Galop) - Historieta para Le National Illustré (1895) - La imagen muestra una historieta contada en varias viñetas. En las cuatro primeras aparece un mago hipnotizando a una muchacha que está sentada en un sillón. Desde lo alto de un armario, un mono observa atentamente el proceso. En las viñetas siguientes vemos como el mono se apresura a ir hacia un piano que tiene sobre él un busto de escayola. El mono agarra el busto e imita los gestos del mago en un intento de hipnotizar a la estatua. Como no lo logra, forcejea con él y acaba por romperlo, lo que le vale el castigo del mago. Pulse para ampliar.

Marius Rossillon (O´Galop) – Historieta para Le National Illustré (1895)

En 1895 O´Galop conoció a dos hermanos empresarios llenos de ideas y de entusiasmo con los que colaboró para la publicidad de sus productos expuestos en el Salón de La Bicicleta de París. Los hermanos se llamaban Edouard y André Michelin y los productos que fabricaban eran, sobre todo, neumáticos de caucho. Aquel material precioso para la industria automovilística (entre otras) tenía su cultivo exclusivo en Sudamérica y, más concretamente, en Brasil, porque era allá donde crecía la hevea o «el árbol que llora», tal y como le llamaban los indígenas. Pero el espionaje industrial es implacable y al final, unas semillas del preciado árbol acabaron en las colonias francesas de la Cochinchina. Y ese fue el fin del monopolio cauchero brasileño y el comienzo del despunte francés, en el que los hermanos Michelin tendrían un papel decisivo.

Fue en 1898 cuando Marius Rossillon dio a luz a una criatura corpulenta, apabullante, sonriente, amante de la buena vida (siempre aparecía con un puro habano humeante y una copa) y desafiante ante las inclemencias del tiempo o las de la orografía, formada por neumáticos de diferente tamaño apilados unos sobre otros. Una criatura que brindaba con una copa llena a rebosar de clavos y trozos de vidrio, porque nada podría con la resistencia de su caucho puro:

Marius Rossillon (O´Galop): Cartel publicitario para los neumáticos Michelin (1898) - La imagen muestra un cartel en el que aparece una figura blanca formada por un montón de neumáticos blancos situados unos encima de otros. Está detrás de una mesa en la que en lugar de platos hay herramientas y una botella de aire comprimido para inflar neumáticos. La criatura alza en su mano derecha una copa llena a rebosar de fragmentos de vidrio y clavos y en la izquierda lleva un puro habano encendido. A su lado aparecen dos criaturas con aspecto fofo y desinflado que llevan un cartel que pone "neumáticos". En la parte superior aparece la frase latina "Nunc set bibendum" y en la parte inferior, "A su salud: el neumático Michelin se bebe el obstáculo". Pulse para ampliar.

Marius Rossillon (O´Galop): Cartel publicitario para los neumáticos Michelin (1898)

Aquel muñeco de apariencia extraña se convirtió inmediatamente en una de las imágenes más populares de Francia. Los hermanos Michelin se felicitaron del éxito de la campaña y no dudaron en asociar la imagen de su empresa con aquel ser gigantesco que se bebía los obstáculos. La frase que había elegido O´Galop para su cartel decidió el nombre de la criatura. Una frase que era el primer verso de una de las odas de Horacio, aquella que celebra la derrota en Accio de Marco Antonio y Cleopatra a manos de Octavio. No resulta extraño que el estudiante aventajado de latín recordara los famosos versos del poeta clásico: «Y ahora ¡bebamos! Ahora hollemos la tierra con pie desnudo. Ahora es el tiempo de adornar los lechos de los dioses con manjares de los Salios, camaradas». Así, Bibendum fue el nombre que se le dio al muñeco de caucho.

Marius Rossillon (O´Galop): Cartel publicitario para Michelin en Inglaterra (c.1900) - La imagen muestra a Bibendum, el muñeco formado por neumáticos, de pie sobre un fondo azul. Lleva en la mano derecha una lanza que está coronada en la parte superior por una copa llena de clavos y vidrios. Y su mano izquierda descansa sobre un escudo en el que aparecen unos anteojos, un neumático al que intenta pinchar inútilmente un clavo y una copia rebosante de clavos y cristales. En la parte superior hay una cartela que pone "Sir Bibendum" y en la inferior un texto (en inglés) que reza:"Mi fuerza es equivalente a la de diez porque mi caucho es puro". Pulse para ampliar.

Marius Rossillon (O´Galop): Cartel publicitario para Michelin en Inglaterra (c.1900)

O´Galop fue el responsable, además de diseñar la primera de las guías turísticas que editó Michelin. Se instaló en Montmartre, el barrio artista de París y siguió pintando y realizando sus ilustraciones para las diversas publicaciones, entre ellas, las de su hermano Ulysse (como el cuento El capitan de los ballesteros, escrito por su hermano como Jean Rosnil). Buscando inspiración para sus acuarelas dejó París y se instaló en Dordogne, ademas de viajar por Normandía y Bretaña.

Portada de la 1ª edición de "El capitán de los ballesteros" de Jean Rosnil, con ilustraciones de O´Galop - La imagen muestra la cubierta de un libro. En la parte superior el título (en francés) en letras de tipo gótico, muy adornadas. Debajo aparece una figura vestida a la manera militar con gesto enfadado y que está dándole una patada al aire. Aparecen los nombres de O´Galop para las ilustraciones y Jean Rosnil para el texto. Pulse para ampliar.

Portada de la 1ª edición de «El capitán de los ballesteros» de Jean Rosnil, con ilustraciones de O´Galop

La carrera de O´Galop no se limitó al dibujo y a la pintura. Fascinado por el nuevo invento del cine realizó numerosas películas de animación (unas 40, entre 1910 y 1924), convirtiéndose en uno de los pioneros de ese género. Ya tenía experiencia pintando paneles de vidrio para la linterna mágica en su juventud, pero la nueva técnica le permitía una mayor creatividad. Como la mayor parte de las primeras obras cinematográficas, sus películas se basan en anécdotas como acrobacias circenses, trucos de magia o gags cómicos, aunque también realizó adaptaciones de las fábulas de La Fontaine o películas de tipo divulgativo:

Hasta 1939, O´Galop siguió trabajando sin descanso en sus ilustraciones, libros y pinturas. Pero la muerte de su segunda mujer le decidió a liquidar su estudio de París y trasladarse a Douai junto a uno de sus hijos. Un accidente de bicicleta resultó en la amputación de una pierna para evitar la gangrena. Pero aún así, siguió pintando acuarelas para ayudar a su familia hasta su muerte en 1946.

Marius Rossillon fue un trabajador incansable y un artista muy fructífero, pero poco conocido. Un poco a la manera de Mary Shelley con Frankenstein, su nombre fue devorado por el de su criatura. Una creación que sigue mirándonos desde vallas publicitarias y rótulos comerciales y que enseguida asociamos con la marca que publicita. Sería de justicia reivindicar su nombre. Alcemos nuestra copa, pues, para brindar por la imaginación del hombre que logró que un montón de caucho cobrara vida eterna.

Marius Rossillon (O´Galop) en 1910 - La imagen muestra un retrato fotográfico del artista. Es un primer plano y aparece de tres cuartos, sin mirar directamente a la cámara, vestido con traje y corbata y luciendo sombrero. Tiene los ojos claros y lleva bigote. Pulse para ampliar.

Marius Rossillon (O´Galop) en 1910

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