El gendarme accidental

El peor giro de los acontecimientos no puede planificarse. Es fruto de la casualidad.

Friedrich Dürrenmatt – Pintor, ensayista, escritor y dramaturgo suizo (1921-1990)

Los romanos llamaron a aquel lugar Inter Silvas. Valles sombríos, montañas y bosques y más bosques. Con inviernos que cubrían de nieve las ramas de los árboles y hacían intransitables los caminos. Cuando el recuerdo del Imperio Romano no devolvía más que un eco lejano y borroso, la región siguió llamándose del mismo modo, sólo que ahora en alemán. Ese fue el origen del nombre de Unterwalden, uno de los tres cantones suizos primitivos y el lugar donde nació un fotógrafo cuya obra causa furor hoy en día en galerías de arte, en museos e incluso en la Bienal de Venecia. Aunque antes de llegar a ser reconocido por los críticos de todo el mundo, la vida de Arnold Odermatt fue la de un hombre corriente.

Odermatt nació en Oberdorf (cantón de Nidwalden, uno de los dos en los que se escindió la antigua región boscosa de Unterwalden) en 1925. Su infancia transcurrió más o menos tranquila a pesar de que a su alrededor se desarrollaba la II Guerra Mundial. Pero Suiza era un país neutral y, al contrario, que Bélgica, su neutralidad fue respetada. Odermatt creció en medio de los bosques oscuros y los caminos nevados y cuando llegó la hora de trabajar comenzó a hacerlo en un obrador de pan. Pero su carrera de panadero y pastelero se vio truncada y por cuestiones de salud debió abandonar el horno. Fue entonces, con 23 años, cuando ingresó en el cuerpo de gendarmes suizos en donde le adscribieron a la división encargada del tráfico. Odermatt ejercía su trabajo con meticulosidad suiza levantando atestados de los accidentes que, sobre todo en invierno, rompían la monótona tranquilidad del cantón de Nidwalden. Y se le ocurrió que podía conjugar su trabajo con su pasión por la fotografía plasmando en imágenes el trabajo de sus compañeros. Pero también haciendo fotos de los accidentes que debía cubrir con su trabajo.

La imagen muestra una fotografía en color en la que en primer plano y en la parte derecha a un gendarme de tráfico de  cuerpo entera o con los brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo y que mira con una ligera sonrisa a la cámara. Tras él se ve cómo un coche aparece tras una curva. Entre el coche y el gendarme se ve una señalización de carretera que indica la dirección a Lucerna. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Stanstaad (1963)

En los años 60 del siglo XX en Suiza no era corriente adjuntar fotografías a los atestados de tráfico. Se hacían diagramas, dibujos, se recogían testimonios… pero no se fotografiaba el lugar del accidente. Odermatt llevó su Rolleiflex Automat para documentar los siniestros y, de hecho, levantó alguna suspicacia entre sus compañeros de trabajo. Le decían que la cámara intimidaba a los testigos y que se limitara a redactar el atestado. Incluso uno de esos compañeros presentó un informe diciendo que el agente Odermatt se dedicaba a su hobby mientras estaba de servicio. Le costó convencer a sus superiores de que las fotografías eran parte de los atestados. Sólo cuando demostraron su utilidad en algunos juicios, el trabajo de Odermatt dejó de ser cuestionado e incluso le habilitaron un pequeño cuarto oscuro en la jefatura de Stans, donde estaba destinado. Hasta entonces, las fotografías las había revelado en el cuarto de baño de su casa, para desesperación de su familia que veía ese espacio del hogar tan necesario y frecuentado inundado de líquidos malolientes, cubetas y fotografías de accidentes.

La imagen muestra una fotografía en la que en la parte izquierda se ve aparcada una furgoneta de la policía. Sobre el techo de la furgoneta está un gendarme de pie ligeramente inclinado sobre una cámara de fotos dispuesta sobre un trípode. A la derecha, en primer plano, una seña de precaución sobre la calzada y a lo lejos un coche en la cuneta. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Stans (1964). El gendarme que está sobre el techo de la furgoneta es el propio Odermatt intentando obtener una vista de conjunto para el atestado de un accidente.

Odermatt siguió con su afición a la fotografía, retratando momentos familiares y el día a día de la gendarmería de tráfico de Nidwalden entre accidente y accidente. Experimentando con encuadres y puntos de vista y recogiendo pequeños fragmentos de la realidad cotidiana.

La imagen muestra a una niña pequeña, de unos cuatro años, vista desde arriba. Está de pie sobre una calzada y empuja un carrito de bebé de juguete donde lleva dos muñecas. La niña va vestida de blanco (zapatos, medias y vestido) y lleva puesta una chaqueta roja. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Stansstad (1965)

 

La imagen muestra a un gendarme en primer plano, visto desde abajo, que sostiene una cámara de fotos  por encima de su cabeza. Está sonriendo. Está situado en medio de una carretera estrecha y al fondo se aprecia cómo se acerca un hombre en motocicleta. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Oberdorf (1965)

Su trabajo era pulcro y cuidadoso. Acudir a los accidentes, levantar atestado, documentar todo aquello que pudiera ser de interés para la investigación y archivarlo al llegar a la jefatura. Así lo hizo año tras año, desde 1948 hasta el día en que se jubiló en 1990 como jefe de la policía de tráfico de Nidwalden. Y su vida hubiera sido la de un jubilado corriente si su hijo Urs no hubiera subido al desván de la casa paterna y revuelto en unas cajas que su padre tenía guardadas. Urs, director de cine y documentalista, estaba buscando información para su nuevo proyecto. Y en aquellas cajas descubrió que su padre había estado guardando cuidadosamente sus fotografías de los atestados de tráfico.

Urs quedó fascinado por aquellas imágenes. Al contrario que las fotos familiares o que las que hacía a sus compañeros de trabajo, las imágenes de los accidentes eran en blanco y negro y de una belleza sorprendente. Nunca aparecían heridos o fallecidos, ni sangre u otros restos. Sólo coches, solitarios en medio de una carretera, en una quietud similar a la del silencio que sigue al trueno. Odermatt había escogido un punto de vista que describía la trayectoria del vehículo o que documentaba su estado, pero componiendo imágenes llenas de melancolía.

La imagen muestra una fotografía en banco y negro con un plano general en el que se aprecia a la izquierda un lago y a la derecha el arcén de una carretera. En medio y hacia el fondo, un árbol solitario que crece a la orilla del lago. A la izquierda y en primer plano, se aprecia un coche semihundido en el agua con una de sus puertas abiertas. Al fondo, bordeando el algo, puede apreciarle la silueta de las montañas. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Buochs (1965)

 

 

La imagen muestra un coche volcado con las ruedas hacia arriba en medio de un lago. El agua refleja el coche, de modo que se ve en su posición normal en el reflejo que se ve en el agua. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Buochs (1969)

 

La serenidad que transmiten las imágenes de Odermatt hace más evidente aún la violencia del impacto que atestiguan. La naturaleza abrupta que caracteriza al cantón de los bosques rodea los restos de chatarra y los envuelve en un manto protector y resignado. A veces sus fotografías parecen cuadros de Caspar David Friedrich o de cualquier otro pintor romántico porque transmiten, sin dejar lugar a la duda, la victoria de la Naturaleza sobre el hombre y la máquina.

La imagen muestra en la parte central, un coche que se ha salido de la carretera y se ha estrellado contra los árboles del bosque que rodea la calzada. Parte de las ramas, completamente cubiertas de nieve, han caído sobre el techo del vehículo y lo han aplastado. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Fotografía de la serie «Karambolage» (Colisión)

 

La imagen muestra un contraluz - es decir, que la luz procede del último plano de la imagen- en el que se aprecia la pluma de una grúa levantando un coche que previamente había caído a un lago. La cuerda de amarre del coche y la pluma de la grúa forman un triángulo sin base. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Stansstad (1969)

Urs Odermatt decidió difundir el trabajo de su padre, porque su calidad innegable le obligaba de algún modo. De ese modo, el gendarme jubilado comenzó a estar presente en exposiciones de fotografía. Una de las primeras en las que participó fue una sobre fotografía policial, cómo no, en la jefatura de policía de Frankfurt. Y en 2001 disfrutó de un espacio en la 49ª Bienal de Arte de Venecia. Allí comenzó a llamar la atención de expertos y coleccionistas internacionales y en 2002, doce años después de jubilarse, Arnold Odermatt tuvo su primera exposición individual en el Art Institute de Chicago.

La imagen muestra el interior de un túnel visto desde un punto de vista elevado. La carretera traza una pequeña curva. En primer término hay un cono para indicar un peligro y al fondo, casi imperceptible, un coche que ha chocado contra una de las paredes del tunel. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Hergiswil (1969)

 

Arnold Odermatt acaba de cumplir 90 años y es considerado uno de los mejores fotógrafos de sucesos junto con Weegee o Kilpatrick pero sin su sangriento sensacionalismo. Al fin y al cabo tanto Weegee como Kilpatrick eran reporteros y su trabajo tuvo una gran repercusión desde el momento de su publicación. Odermatt sólo hizo sus fotografías para documentar atestados, nunca para publicarlas ni, mucho menos, exponerlas. Sus imágenes muestran una visión forense y aséptica pero no exenta de sentimiento. Ese difícil equilibrio entre el deber y la emoción es lo que hace que sus fotografías transmitan una serenidad casi hipnótica. El tesoro guardado durante cuatro décadas en las cajas del desván de su casa es la mejor prueba de que la belleza está siempre en la mirada.

Y de que en cualquier curva la casualidad puede dar el peor giro a los acontecimientos.

La imagen muestra a un hombre de pie al lado de un coche -es un Mustang- de color gris oscuro. Tiene la puerta del conductor abierta y él está tras ella, en actitud de entrar. Pero mira sonriendo a la cámara. Lleva sandalias, unos pantalones vaqueros y una camisa azul con flores blancas de estilo hawaiano. Pulse para ampliar.

Arnold Odermatt – Autorretrato. San Diego (1970)