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El hijo del almirante

El almirante de la Armada Imperial Rusa, conde Piotr Ivanovich Tirtov, estaba orgulloso de ser parte de una noble familia que había pertenecido a la flor y nata de la aristocracia rusa desde el siglo XVI. Estaba orgulloso también de servir al zar en tiempos difíciles como aquellos de principios del siglo XX, marcados por el conflicto ruso-japonés y los levantamientos populares, impulsados por los bolcheviques, que pedían más libertad. Tenía esperanzas, además, de que su único hijo varón continuara con la gloriosa tradición militar familiar. Pero entonces aparecieron París y Vincent Aubrey Beardsley.

Roman Petrovich (1892-1990), el hijo del almirante, tenía inclinaciones artísticas, para preocupación de su familia. La necesidad de empaparse en la cultura francesa, esencial para la aristocracia rusa (que hablaba en ese idioma y no en el del país, considerado una lengua popular) hizo que el joven Tirtov se trasladara a París en 1907 para residir allí durante un año. En esa ciudad descubrió a los ilustradores del Modernismo, tanto franceses como de otros países. Y, de entre todos ellos, sucumbió a Beardsley, el discípulo del diablo y creador de imágenes absolutamente llenas de fuerza y elegancia a partir de simples líneas y manchas de color. Roman decidió que su vida iba a ser el arte y no la Armada Imperial. Regresó a Rusia para convencer a su familia, y sobre todo a su padre, de que aquel era el camino que quería seguir. No fue fácil. Hasta 1910 no pudo trasladarse a vivir definitivamente en París. Mientras tanto, pasaba días enteros admirando las líneas simples y contundentes de las vasijas griegas antiguas del Ermitage (por aquel entonces, aún Palacio de Invierno de los zares rusos). Cuando por fin pudo ir a París, lo primero que hizo fue traducir su nombre al francés para que no resultara tan reconocible y no avergonzara a su familia. Así fue como Roman Petrovich se convirtió en Romain de Tirtoff y, por extensión, en el artista y diseñador que dio forma al Art Decó.

La Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas celebrada en París en 1925 fue el punto de partida del estilo artístico llamado Art Decó, que apoyándose sobre las bases del Modernismo se convirtió en moda y en ejemplo de sofisticación y riqueza. El Art Decó fusionaba a los materiales nuevos  con los más tradicionales (desde el marfil a la baquelita; del cristal de roca al peltre; de la seda a las resinas) para crear diseños basados en la geometría en todas las áreas creativas: vestuario, escultura, arquitectura, pintura, joyería, menaje, etc. Diseños que se extenderían con la rapidez de la pólvora prendida a través de las imágenes de las películas de cine. No en vano al Art Decó se le conoce también como estilo Hollywood.

En el momento de celebrarse la exposición de Artes Decorativas en 1925 el joven Tirtov ya era un diseñador famoso. A su llegada a París había comenzado a trabajar con el modisto Paul Poiret, realizando las ilustraciones de moda para sus colecciones. En una época en la que la fotografía aún no se utilizaba en las publicaciones periódicas, los dibujos representando el vestuario de cada temporada era el mejor modo de que el público conociera los últimos diseños. Romain de Tirtoff comenzó a vender sus ilustraciones a casas de moda americanas y a trabajar, de este modo, en ambas orillas del Atlántico. Fiel a la promesa de no avergonzar a su familia, volvió a transformar su nombre. Cuando en 1916 la revista norteamericana Harper´s Bazaar le contrató como director de arte ya firmaba sus trabajos como Erté, que era la pronunciación aproximada de sus iniciales (R.T.).

Romain de Tirtoff (Erté) - Cubierta para Harper´s Bazaar (1915) - La imagen muestra la portada del número de enero de 1915 de la revista. Sobre un fondo claro de color crema se disponen dos figuras femeninas dibujadas de modo estilizado: a la izquierda una dama de porte y ropas aristocráticas (traje de noche de cuerpo azul y falda larga de tul blanco y capa negra con forro rosa salpicado de flores blancas) y otra mujer de porqte exótico y piel azul, tocada con una especie de turbante dorado, desnuda de cintura para arriba que lleva una especie de pantalones anchos de talle dorado y tela a grandes rayas blancas y negras. La mujer del turbante parece estar ayudando a la otra a ponerse la capa. Pulse para ampliar.

Romain de Tirtoff (Erté) – Cubierta para Harper´s Bazaar (1915)

Erté realizó 240 portadas para Harper´s Bazaar entre 1915 y 1937, sentando de ese modo las bases de la estética Art Decó con unas ilustraciones elegantes, curvilíneas, con un aire decadente que recordaba el trabajo de su admirado Beardsley, utilizando indiferentemente la explosión de color o la austeridad de una simple línea:

Romain de Tirtoff (Erté): "Érase una vez una noche de Navidad" (ilustración para Harper´s Bazaar - 1919) - La imagen muestra un dibujo realizado sólo con línea negra. la mayor parte de la página está en blanco. De una barra dibujada en la parte superior cuelga una gran bola de muérdago que llega hasta más abajo del centro del encuadre. En la parte inferior se pueden ver seis cabezas, tres femeninas en la parte izquierda y tres masculinas en la derecha, mirándose y disponiéndose a besarse bajo el muérdago. Pulse para ampliar.

Romain de Tirtoff (Erté): «Érase una vez una noche de Navidad» (ilustración para Harper´s Bazaar – 1919)

La actividad de Erté no se limitó sólo a la ilustración editorial y de moda. Entre 1919 y 1930 fue el diseñador de decorados y vestuario para las revistas musicales del Folies Bergère en París y de Ziegfield Follies en Nueva York.

Alfred Cheney Johnston: Fotografía de Gladys Glad con un vestido diseñado por Erté para Ziegfield Follies (1926) - la imagen muestra una fotografía en blanco y negro de una mujer sentada sobre un sillón cubierto por una tela, con las piernas cruzadas y luciendo un vestido hecho con un tejido de gran caída que se ciñe a su cuerpo adornado con largos flecos y con una boa de plumas en el cuello. Pulse para ampliar.

Alfred Cheney Johnston: Fotografía de Gladys Glad con un vestido diseñado por Erté para Ziegfield Follies (1926)

Erté trabajó incansablemente realizando ilustraciones no sólo para Harper´s Bazaar sino también para Vogue, Cosmopolitan o Illustrated London News.

Romain de Tirtoff (Erté). "Danseuse de tango" - Ilustracion a gouache (1947) - La imagen muestra a una mujer sobre fondo beige, de piel oscura y vestida con un traje largo de volantes, con los hombros al descubierto. El traje está adornado desde la cintura con multitud de volantes plisados y el color del vestido va en degradado desde el blanco del cuerpo al gris oscuro de la parte inferior de la falda. Pulse para ampliar.

Romain de Tirtoff (Erté). «Danseuse de tango» – Ilustracion a gouache (1947)

No pasó mucho tiempo antes de que las actrices más famosas de Hollywood le encargaran diseños exclusivos para sus vestuarios: Joan Crawford, Lillian Gish, Norma Shearer e incluso la bailarina rusa Anna Pavlova lucieron orgullosas los trajes creados por Erté. Porque parte de sus diseños fueron también para óperas y ballets.

Romain de Tirtoff (Erté) - Diseño de vestido para la ópera "Tosca" de G. Puccini (1920) - La imagen muestra un maniquí que luce un vestido de talle alto, cuerpo azul violeta y falda naranja. Las mangas caen como si de una capa se tratase y son también naranjas con dibujos geométricos en azul. Pulse para ampliar.

Romain de Tirtoff (Erté) – Diseño de vestido para la ópera «Tosca» de G. Puccini (1920)

Su fama era tal que productor de cine Louis B. Mayer le llamó para que realizara los decorados de la película «París», un proyecto que se retrasó así que Erté se aplicó al diseño de esos mismos elementos para «Ben-Hur» (Fred Niblo, 1925) y «The Mystic» (Tod Browning, 1925).

La actriz Carmel Myers luciendo uno de los diseños de Erté para la película "Ben-Hur" (Fred Niblo, 1925) - La iLa fotografía, en blanco y negro, muestra un plano medio visto desde arriba de una mujer luciendo un complicado tocado de forma ovoide en la cabeza, de color claro y adornado con piedras oscuras. Lleva un vestido sin mangas con cuello formado por varias cuentas de perlas y pectoral metálico adornado también con piedras. Pulse para ampliar.

La actriz Carmel Myers luciendo uno de los diseños de Erté para la película «Ben-Hur» (Fred Niblo, 1925)

El Art Decó llegó, triunfó y desapareció con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y de épocas mucho más austeras. Pero Erté siguió siendo un referente indispensable dentro del mundo de la moda (aún incluso después de la generalización de la fotografía en las revistas especializadas), del teatro y del cine.

Romain de Tirtoff (Erté): "Sinfonía en negro" (serigrafía, 1983) - La imagen muestra, sobre un fondo blanco neutro a una mujer vestida de begro de pies a cabeza, muy estilizada, con un tocado en la cabeza en forma de abanico abiero y cubierta con una estola de piel que cae por sus hombros y tirando de la correa de un galgo, también de color negro y estilizado. Pulse para ampliar.

Romain de Tirtoff (Erté): «Sinfonía en negro» (serigrafía, 1983)

Erté murió a causa de unos problemas renales que comenzaron a ocasionarle molestias miestras estaba de vacaciones en Isla Mauricio. Tenía 98 años y aún seguía en plena forma, diseñando decorados y vestuarios para producciones de Broadway. Asombrando a propios y extraños con su vitalidad y elegancia. Una elegancia ciertamente decadente, sí, pero nunca deteriorada. Al fin y al cabo, y por mucho que tradujera su nombre para no deshonrar a su familia, siempre fue el hijo del conde Tirtov, almirante de la Armada Imperial del Zar de Todas las Rusias.

Romain de Tirtoff (Erté) en 1924 - la fotografía muestra un plano medio largo de un joven vestido con traje y corbata, que mira atentamente a la cámara con aire de superioridad y que en su mano izquierda sostiene un cigarrillo al final de una boquilla larga. Pulse para ampliar.l

Romain de Tirtoff (Erté) en 1924

25 dólares en el bolsillo

Se puede ser diseñador gráfico, pintor, escultor, arquitecto, diseñador de interiores, editor de arte en prestigiosas publicaciones, urbanista, fotógrafo y director de colecciones de arte privadas que harían palidecer de envidia a muchos museos.

Se puede ser todo eso a la vez. Pero sólo si te llamas Herbert Bayer.

Bayer (1900-1985) nació en Salzburgo (Austria) y comenzó su formación como arquitecto en Linz hasta que las nuevas corrientes del diseño que efervescían en la Europa de principios del siglo XX le atrajeron hasta la colonia de artistas de Darmstadt, fundada por el duque de Hesse, que reunió a los arquitectos y diseñadores más importantes de la época. Allí entró en contacto con figuras como Joseph María Olbrich, Peter Behrens o Henry van de Velde, pioneros del diseño contemporáneo. Y durante su estancia en Darmstadt  leyó el manifiesto que un arquitecto alemán (discípulo de Peter Behrens, por cierto) había publicado en la prensa como anuncio del nuevo proyecto de escuela de diseño que se iba a poner en marcha en Weimar con él como director. Una escuela que fusionaría la enseñanza más académica de las Bellas Artes con la de las artes aplicadas más artesanales en un intento de formar, por primera vez en la historia, a un diseñador integral. El arquitecto en cuestión se llamaba Walter Gropius. Y la nueva escuela de diseño que iba a inaugurarse en Weimar sería la Staatliches Bauhaus.

Herbert Bayer decidió ingresar en la Bauhaus, aunque la entrada en la escuela no era fácil. Su entusiasmo (y su formación previa) convencieron a Gropius de que podía ser un alumno que aprovechara todas y cada una de las posibilidades que ofrecía la escuela. Y las aprovechó…¡vaya si lo hizo! Siendo estudiante fue elegido por el profesor de Diseño Gráfico, Laszlo Moholy-Nagy, para que diseñara la portada del catálogo de la exposición de los trabajos de la escuela desde su apertura hasta 1923 (fecha en la que la Bauhaus se trasladó a la ciudad de Dessau):

Herbert Bayer - Portada del catálogo de la exposición sobre la Bauhaus en Weimar (1923) Bajo la dirección de Laszlo Moholy Nagy. La imagen muestra la portada del catálogo de la exposición. Tiene formato cuadrado y toda la superficie está cubierta con las siguientes palabras: STAATLICHES BAUHAUS IN WEIMAR 1919-1923. El fondo de la posrtada es azul oscuro y las palabras se disponen sobre ese fondo escritas en dos colores: rojo y azul claro. Pulse para ampliar.Herbert Bayer estudió en la Bauhaus durante cuatro años, tras los cuales fue nombrado profesor del taller de impresión y publicidad, dependiente del departamento de Diseño Gráfico.

Herbert Bayer - Cartel para la 16ª exposición de Wassily Kandinsky (1926). El cartel tiene formato rectangular y está en sentido horizontal.Sobre un fondo claro, en la parte superior izquierda aparece una fotografía en blanco y negro con el retrato de Wassily Kandinsky. Debajo de la misma y ligeramente en diagonal, el apellido del artista escrito en mayúsculas. El cartel se completa con tres bloques de texto con letra de menor tamaño en la parte superior derecha, inferior derecha e inferior centro dando detalles de la celebración y características de la exposición. Se utilizan tres colores: el blanco del fondo, el negro de la tipografía y el rojo con el que se resalta determinados elementos y palabras del cartel.Pulse para ampliar.

Además de editar la revista de la escuela y de supervisar las publicaciones de monográficos sobre diferentes diseñadores y arquitectos de vanguardia, Bayer investigó sobre tipografía siguiendo la línea abierta por Jan Tschichold y diseñó un alfabeto de formas geométricas depuradas y en minúsculas exclusivamente al que denominó Universal:

Herbert Bayer - Tipografia Universal (1926) Esta tipografía diseñada por Bayer se caracteriza por sus formas geométricas, ya que su base es el círculo. Todas las letras son minúsculas y en la imagen aparece el abecedario completo.Pulse para ampliar.

En 1928 Bayer abandonó la Bauhaus (coincidiendo su marcha con la de otros profesores como Laszlo Moholy-Nagy, Marcel Breuer y el propio Walter Gropius) y se trasladó a Berlín, donde trabajó como director de arte para la edición alemana de Vogue. A partir de ese momento su situación, como la de muchos artistas en la Alemania gobernada por el Partido Nazi, no fue fácil. Siguió trabajando como diseñador gráfico y realizando investigaciones sobre fotografía y fotomontaje:

Herbert Bayer - Autorretrato. Fotomontaje (1932) En la imagen aparece el propio Bayer delante de un espejo: es un plano medio (cortado a la altura de la cintura) y aparece con el torso desnudo, casi de perfil, con el brazo izquierdo levantado por encima de la cabeza pero separado del hombro. El brazo derecho aparece pegado al torso y con la mano derecha sostiene una rodaja que entendemos que es la parte del brazo izquierdo que falta. Bayer mira su brazo cortado con gesto de sorpresa. Pulse para ampliar.

Herbert Bayer - La soledad del ciudadano. Fotomontaje (1932) La imagen muestra al fondo la fachada de una edificio de varios pisos en una ciudad. Sobre ese fondo aparecen dos manos masculinas de gran tamaño con las palmas vueltas hacia el espectador. En cada palma aparece un ojo. Pulse para ampliar.

Pero en 1937 su situación en Alemania se hizo insostenible. Sus obras fueron incluidas en la exposición Entartete Kunst (Arte Degenerado) organizada por el gobierno nazi para mostrar más de un millar de obras confiscadas y cuyo objetivo era fomentar el rechazo del público al «espíritu judío perverso». Los artistas que trabajaban en las corrientes artísticas de vanguardia fueron considerados «enemigos del régimen». Ante este panorama Bayer decidió abandonar el país, como antes habían hecho tantos otros.

Tras un breve paso por Italia, Herbert Bayer llegó a Nueva York en 1938. Llevaba 25 dólares en el bolsillo como única fortuna, aunque pudo contar con el apoyo de aquellos antiguos compañeros de la Bauhaus que ya se habían instalado en Estados Unidos. Pronto estuvo trabajando para las publicaciones periódicas más importantes, sobre todo para Harper´s Bazaar, en donde realizó trabajos espectaculares bajo la dirección de ese genio del diseño y la maquetación que fue Alexei Brodovitch:

Herbert Bayer - Portada de Harper´s Bazaar (1940) La portada de la revista muestra dos hileras con rostros femeninos solapados como si fueran las cartas de una baraja extendida. Aparecen cuatro rostros en la fila superior y cuatro en la inferior. Es, en realidad, el mismo rostros sólo que los labios aparecen pintados de diferentes colores en cada uno (verde, azul, amarillo y rojo). En la parte superior se muestra en mayúsculas BAZAAR, el nombre de la publicación. Pulse para ampliar.

La vida de Bayer dio un giro radical tras conocer al empresario millonario y mecenas de las artes Walter Paepcke. Empeñado en hacer de un remoto lugar en las montañas de Colorado, llamado Aspen, el nuevo destino turístico de moda, Paepcke se rodeo de artistas e intelectuales (influenciado por su mujer, que era artista) y contribuyó a crear una atmósfera creativa en su propia empresa, la Container Corporation of America (CCA). Bayer se trasladó con su familia a Aspen y desde allí dirigió la colección de arte privada de Paepcke, además de realizar una serie de trabajos para la publicidad de la CCA que se convirtieron en hitos del diseño gráfico. Las campañas publicitarias de la empresa de Paepcke se basaban en series de carteles que homenajeaban determinados aspectos de la vida americana (cada uno de los estados de la unión, por ejemplo) o de la cultura occidental y, para ello, recurría a artistas y diseñadores de vanguardia, como el propio Bayer, o incluso a otros que estaban despuntando y que con el tiempo se convertirían en figuras punteras del arte (como el artista holandés Willem de Koonig, que se convertiría en el precursor del action painting norteamericano).

Bayer realizó algunos trabajos realmente espectaculares para las campañas de la CCA. Una de ellas se dedicaba a presentar una serie de grandes ideas de la civilización occidental: a partir de una frase o pensamiento el artista desarrollaba un cartel con total libertad. Bayer utilizó de nuevo el fotomontaje y la técnica del collage que habían inaugurado los artistas dadaístas y les dio un nuevo vigor:

Herbert Bayer - Serie de Grandes Ideas del Hombre Occidental (Campaña publicitaria de la CCA) - 1960 El cartel muestra, sobre fondo blanco una serie de imágenes que parecen como recortadas de diferentes revistas: una mujer con un gran escote que se rie abiertamente, una mano con un vaso de crital que lanza unos dados, una botella de campagne metida en un enfriador, una ruleta sobre la que se adivinan las piernas enfundadas en medias de una bailarina, monedas, una entrada para un espectáculo y frutas (higos, peras y uvas). Todos los elementos aparecen superpuestos y como dispuestos de forma aleatoria. En la parte superior izquierda, sobre un recuadro grisáceo, se lee el siguiente texto: "Grandes ideas del hombre occidental...uno de la serie. THEODORE ROOSEVELT sobre la preservación de América: "Aquello que destruirá América será la prosperidad a cualquier precio, la paz a cualquier precio, la seguridad antes que el deber, y el amor por la teoría vital de la vida muelle y el enriquecimiento fácil" Carta a S. Stanwood Menken (10 de enero de 1917)Pulse para ampliar.

Herbert Bayer - Cartel de la serie Grandes Ideas del Hombre Occidental. Campaña publicitaria de la CCA

Uno de los trabajos más particulares e influyentes de Herbert Bayer para la CCA fue el diseño de un atlas concebido como regalo de empresa. En este atlas Bayer aplicó las teorías comunicativas más novedosas, incluyendo la representación estadística siguiendo los isotipos creados por Otto Neurath a principios del siglo XX y que ahora nos parecen tan normales en los trabajos infográficos:

Ejemplo de cuatificación estadística por medio de isotipos - Otto Neurath El diagrama muestra cuatro hileras que simbolizan el total de toneladas de las flotas nacionales en 1850, 1900, 1913 y 1929. En la línea correspondiente a cada año se muestran los simbolos de unos barcos. Cada figura de un barco equivale a 5 millones de toneladas. En la línea de 1850 hay un barco y 3/4, en 1900 se muestran cinco; en 1913, 9 símbolos de barcos y en 1929, 14 figuras.Pulse para ampliar.

El atlas de Bayer combinaba la cartografía tradicional, con las ilustraciones, textos e informaciones estadísticas reflejadas de modo más abstracto. Hoy en día sigue siendo el referente absoluto en cuanto a comunicación visual en obras de este tipo:

Herbert Bayer - Atlas Universal para la CCA La imagen muestra el atlas abierto: la doble página se corresponde con el estado de Texas. En la página derecha aparece el mapa convencional del estado con las principales ciudades, vías de comunicación, ríos y accidentes geográficos. En la página izquierda aparece un mapa del mismo estado, más pequeño, donde un código de colores muestra las zonas de producción de los distintos sectores. En la parte superior de la página aparece una gráfica que sigue el modelo de isotipos, en los que se muestra el incremento de la producción ganadera y agrícola.Pulse para ampliar.

Además de para Walter Paepcke, Bayer trabajó para el magnate del petróleo Robert O. Anderson, quien le encargó el rediseño de la imagen de su empresa (ARCO) y le ofreció dirigir su colección de arte.

Bayer introdujo la vanguardia del diseño europeo en Norteamérica, pero no sólo a través de su trabajo para la CCA y ARCO. Convenció a Paepcke para financiar el proyecto de abrir la Nueva Bauhaus en Estados Unidos, bajo la dirección de su antiguo profesor Laszlo Moholy-Nagy. El resultado fue la creación del Illinois Institute of Design en Chicago y el comienzo de la formación de los nuevos diseñadores americanos.

Resulta muy difícil resumir la aportación de Herber Bayer al mundo del diseño porque desde su estapa de estudiante en la Bauhaus estuvo sentando las bases de la creación gráfica contemporánea. Lo que sí resulta más fácil es admirar su trabajo. El de aquel alumno aventajado que huyó de la persecución nazi y abrió la ventana de la modernidad en los Estados Unidos, adonde había llegado con 25 dólares en el bolsillo y una mente llena de arte.

Herbert Bayer - Retrato fotográfico en su estudio (1960) La imagen es una fotografía en la que aparece Bayer sentado en una silla en su estudio. Tras él pueden verse algunos cuadros suyos.Pulse para ampliar.

La Dolce Vita

Renato Zavagli Ricciardelli delle Caminati nació en Rimini en 1909, hijo de un conde emparentado con la familia real italiana y de una aristócrata francesa. El peso de sus apellidos paternos le obligaban a seguir una carrera militar aunque era el arte y el dibujo lo que le atrajo desde muy joven. El divorcio de sus padres hizo que abandonara Italia, se estableciera en París con su madre y transformara su nombre adoptando el apellido materno.

Y así nació, otra vez, el mejor y más elegante ilustrador y dibujante de moda del siglo XX: René Gruau.

La vena artística de Gruau fue, en realidad, el resultado de hacer de la necesidad virtud. Su madre y él pasaban por graves dificultades económicas así que desde muy joven se aplicó en realizar ilustraciones que posteriormente vendía a diferentes publicaciones, sobre todo de moda. Con 14 años, su trabajo era el principal sustento de la familia. Y con 18 ya era conocido internacionalmente: las más prestigiosas revistas de moda habían caído rendidas al encanto de un trazo sinuoso y elegante, a unas ilustraciones llenas de chispa, de alegría, de elegancia, de glamour, de humor y de cierta indolencia que nunca resultaba excesiva, sino fascinantemente atractiva. Vogue, Harper´s Bazaar, Elle, Marie-Claire o Femina mostraban en sus páginas las ilustraciones de Gruau que, a partir de los años 30, se convertiría en el paradigma de la ilustracion de moda.

René Gruau - Ilustración de moda

El estilo de Gruau debe mucho a la estética del grabado japonés y al cartel francés del siglo XIX. Tolouse-Lautrec es una referencia constante (en el trazo, en la utilización de campos de color planos y brillantes que conforman figuras simples pero elegantes), pero también lo es Teophile-Alexander Steinlen, cartelista del Art Nouveau francés (sobre todo en el humor amable de las composiciones). El impacto visual de sus ilustraciones llega a través de la simpleza de las líneas y del color, puro y vibrante, que mantiene un difícil equilibrio entre la atracción visual y la elegancia discreta.

René Gruau - Ilustración "Le chat Bemberg"

La calidad de sus ilustraciones hizo que trabajara para los diseñadores de alta costura más reconocidos: Balenciaga, Elsa Schiaparelli, Rochas, Lanvin o Hubert de Givenchy quedaron reflejados en la obra de Gruau. Aunque su éxito rotundo fue la asociación que mantuvo con Christian Dior.

En 1947 Dior estaba lanzando un nuevo estilo de moda que intentaba combinar la austeridad de formas, producto de una situación económica de postguerra, con un diseño absolutamente vanguardista, lleno de colorido, de alegría y de glamour que dibujara una nueva mujer, mucho más liberada pero igualmente femenina y seductora. Es lo que se denominó New Look y el encargado de ponerlo en imágenes y difundirlo en la publicidad fue René Gruau:

René Gruau - Ilustración para Christian Dior - "Flower Girl" (1966)

René Gruau - Ilustración para Christian Dior

Gruau no sólo trabajó para la ilustración de moda en la casa Dior, sino que fue responsable de la imagen publicitaria de muchos de sus productos, sobre todo perfumes o maquillaje:

René Gruau - Ilustración para la publicidad del perfume "Miss Dior" (1982)René Gruau - Anuncio para Eau Sauvage (Christian Dior, 1975)

La carrera de René Gruau se extendió durante casi seis décadas, abarcando casi todo el siglo XX. Tras su muerte en 2004, la casa Dior le rindió tributo de la mejor manera posible: su entonces principal diseñador, John Galliano, ideó una colección de alta costura directamente inspirada en la estética de Gruau. En este enlace puede verse el vídeo del desfile de la colección que le homenajea.

Se dice que las imágenes de Gruau expresan siempre cierta indolencia no exenta de elegancia

Rene Gruau - Ilustración "El sofá rojo" (circa 1988)

Quizá fuera esa indolencia, ese disfrutar de lo bueno de la vida que transmiten sus ilustraciones, lo que llevó a Federico Fellini a poner en manos de Gruau el diseño del cartel para su película La Dolce Vita en 1960:

René Gruau- Cartel original para la película "La Dolce Vita" (Federico Fellini, 1960)erico-fellini-gruau-rene 1960

Quién mejor que el el hombre que quiso dibujar a las mujeres más hermosas para plasmar lo dulce y breve que es el placer.

René Gruau - Retrato