MAYÚSCULAS y minúsculas
por MaríaVázquez
Cómo lograr que una letra hable, grite, susurre, abrace, ría, llore, amenace, seduzca, describa…
Razón: aquí
Herbert Lubalin (1918-1981) no se consideraba tipógrafo. Decía que la tipografía era un medio mecánico para imprimir caracteres sobre una página y él lo que hacía era diseñar letras. Y no sólo diseñó letras sino que con su trabajo logró que la tipografía alcanzase las más altas cotas de expresividad.
La parte más conocida del trabajo de Lubalin se refiere a la que realizó como diseñador independiente tras fundar su propia empresa en el año 1964. Pero antes no se puede obviar su trabajo durante dos décadas en el estudio de diseño Sudler&Hennessey al que accedió después de formarse académicamente en Cooper Union, de donde saldrían la mayor parte de los diseñadores que conformaron la llamada Escuela de Nueva York (y donde estudió también otro grande del diseño norteamericano: Milton Glaser). A partir del momento de su independencia laboral, Lubalin comenzó una carrera imparable para trasladar la vanguardia al diseño gráfico norteamericano, inaugurando lo que se conoce como el expresionismo tipográfico.
Quizá lo que mejor pueda definir el estilo de Lubalin es la exploración de las posibilidades comunicativas de la tipografía. Como si de un observador científico se tratase, estudiaba el aspecto y el sonido de las palabras para, posteriormente, tratar de trasmitir esas sensaciones a través de sus diseños. Y aunque durante su estancia en Sudler&Hennessey hizo algunos trabajos memorables, los más impactantes son aquellos que realizó como diseñador independiente, muchos de ellos colaboraciones con diversas publicaciones del editor Ralph Ginzburg. La primera de ellas fue la revista Eros (1962), cuyas características eran revolucionarias: diseño de calidad para una publicación que trataba sin tabúes el tema del sexo, ausencia de publicidad, una maquetación impecable e impresa en papeles de diferente gramaje y textura, donde Lubalin dio rienda suelta a su creatividad hasta que la revista cerró tras perder una demanda por obscenidad:
Tras el cierre de Eros, Ginzburg y Lubalin volvieron al ataque con el lanzamiento de la revista Fact, cuyo diseño era el polo opuesto de Eros. Sólo contaban con un presupuesto muy limitado, lo que llevó a Lubalin a utilizar un diseño minimalista en blanco y negro basado en una tipografía romana y en el trabajo de un sólo ilustrador.
La aventura de Fact también terminó en los tribunales después de una demanda por difamación. Pero Ginzburg no se dió por vencido y volvió a la carga con otra publicación para la que también contó con el arte de Lubalin: Avant Garde. El diseño de la revista volvió a elevar la calidad de la edición norteamericana: utilizó un formato corto inusual (casi era cuadrado), con portada de papel más grueso y una cabecera diseñada por Lubalin cuyo éxito estético le llevó a diseñar una tipografía con el mismo nombre:
La verdadera maestría de Lubalin se observa en sus diseños tipográficos que constituyen una lección de cómo integrar el mensaje en el medio que lo transmite. El lector queda atrapado por el juego que ofrecen las letras, que reclaman su participación y su reconocimiento. Sus cabeceras para Marriage, Mother & Child y Families son ejemplos fascinantes de todo lo que puede llegar a expresar una simple letra:
Aunque también realizó carteles exclusivamente tipográficos en los que la forma, el tamaño y la disposición de las letras comunicaban tanto como el mensaje:
La labor tipográfica de Herbert Lubalin se reforzó con la publicación de un periódico dedicado exclusivamente al diseño editorial fundado por él: U&lc (abreviatura de Upper and lower case, es decir: «mayúsculas y minúsculas»), publicación que se convirtió en referente para el diseño gráfico.
Herbert Lubalin fue mucho más que un tipógrafo, un director de arte o un diseñador fuera de lo común. Fue el hombre que hizo hablar a las letras y el que nos obligó a detenernos para escuchar qué nos decían.
Conocía el trabajo del autor, pero no sabía su nombre.
¡Interesantísimo!